Yakarta. Por Alejandro Álvarez Espinoza
Tenía unos 20 años de edad cuando me encontré por primera vez con fotografías correspondientes a los meses previos al golpe civil militar en Chile. La mayoría de ellas eran imágenes de manifestaciones, de gente marchando en las calles. Recuerdo que llamaron mi atención algunas en que aparecían muros pintados con frases que entonces no entendí: “Yakarta ya viene”, “Viene Yakarta” o simplemente “Yakarta” ¿Qué tenía que ver la capital de Indonesia con nuestro país? No encontré en ese momento respuesta para aquella pregunta, y probablemente debido a ello no le di mayor importancia.
Años después, leí un artículo en el que el cineasta alemán Werner Herzog enumeraba las películas que para él habían sido importantes e inspiradoras. Una de ellas era el documental The Act of Killing de Joshua Oppenheimmer (2012), que posteriormente incluso se exhibió en Netflix, pero que entonces me vi en la necesidad de buscar arduamente en la web. Cuando comencé a verlo, instantáneamente y de una forma horrorosa, pude comprender la relación que Yakarta tenía y tiene con la dictadura militar de Pinochet en Chile.
El film es el crudo relato de la matanza de hombres, mujeres y niños indonesios -militantes comunistas, simpatizantes y otros muchos simplemente sospechosos de serlo- tras el golpe de estado del general Suharto en 1965. Los asesinatos -perpetrados por militares, grupos paramilitares y gángsters locales ávidos de poder apoyados por Estados Unidos- fueron masivos. Se estima que estos grupos mataron a cerca de un millón de personas en un año. Aún soy incapaz de dimensionar la escala de un exterminio tan pavoroso y desconocido como históricamente significativo (1). “Yakarta” era la amenaza de exterminio hacia el gobierno y sus adherentes por parte de quienes en ese momento ya conocían la política asesina del intervencionismo norteamericano.
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