La comunicación como campo

“la comunicación es entendida no por su definición disciplinaria, sino por su capacidad y potencialidad de convergencia entre diversas disciplinas. En este mismo sentido, la comunicación no es concebida sólo como un diálogo de disciplinas, sino que el espacio mismo de interlocución entre ellas, es decir, un espacio de realización de un diálogo multidisciplinario. Esta mirada de la comunicación como campo implica una posición y, al mismo tiempo, una vocación para establecer alianzas en la búsqueda de respuestas a problemáticas socioculturales, considerando para ello distintos enfoques, teorías, métodos y técnicas.”

El Doctorado en Comunicación de la Universidad de la Frontera (UFRO) y la Universidad Austral de Chile (UACh), concibe la comunicación como un campo amplio y abierto y no como una disciplina; de modo que “recoge toda la experiencia de la investigación en comunicación, desde una perspectiva histórica y situada, incluyendo los diferentes modos, niveles y formas, que abarca un amplio espectro de objetos y problemas: como estudio tanto de la naturaleza como de la cultura (Martín Serrano, 2007); como investigación de las articulaciones entre las prácticas de comunicación y los movimientos sociales, desde temporalidades y matrices culturales distintas (Martín-Barbero, 1991); estudio de la organización, funcionamiento e interacciones del sistema de medios de comunicación social y de la información como mercancía (Quirós, 1991); estudio de las noticias como marcos y como se organiza el trabajo informativo y de los informadores (Tuchman, 1983); análisis de la interpretación de la realidad como un conjunto de noticias (Gomis, 1991); aproximación discursiva al estudio de los medios, donde “el análisis del discurso es una disciplina interdisciplinaria” (van Dijk, 1990: 14); estudio semiótico y sociosemiótico de la construcción del discurso periodístico, desde su producción, circulación y consumo (Rodrigo-Alsina, 1993); investigación de cómo una nueva tecnología altera la vida cotidiana de la sociedad (Silverstone y Hirsch, 1996); investigación cuantitativa de la producción, transmisión, función y efectos de los mensajes comunicacionales (Igartua, 2006); los estudios de la comunicación [y] la política (MacBride, 1980; McNair, 2011) y los estudios de la economía política de la comunicación (Smythe, 1981; Torres, 1985; Zallo, 1988; Mosco, 1996; Sierra, 1999; Bolaño, 2000); los estudios de la comunicación implicada en las prácticas de individuos y colectivos de diversas características y propósitos, vinculadas a procesos como la participación, el cambio social y el desarrollo; según dos enfoques: uno centrado en las teorías de la modernización (Rogers, 1962), y otro centrado en las teorías de la dependencia, con énfasis en la movilización social y las luchas sociales (Mattelart, 1971; Kaplún, 1990; Alfaro, 2000; Rodríguez, 2001; Calvelo, 2003; Gumucio, 2011). En este sentido, entendemos que en las relaciones entre la comunicación y la cultura, “la cultura de nuestro tiempo ya no es concebible sin la comunicación, ni la comunicación sin la cultura porque la comunicación no es un mero dispositivo relacional sino un contenido comunicado” (Zallo, 2007: 220)” (del Valle y Browne, 2020: 247).

Desde otra perspectiva, podemos observar diferentes niveles, como (a) el nivel de la comunicación pública entendida como toda “información que se produce, distribuye y utiliza de forma institucionalizada” (Martín-Serrano, 1989: 79); (b) el nivel de la comunicación como industria cultural en la sociedad (Martín-Barbero, 2014: 31); (c) los niveles de la propaganda y la influencia de los medios de comunicación y de las redes sociales (Lasswell, 1936; Lazarsfeld, Berelson & Gaudet, 1944; Hovland, 1950; Katz y Lazarsfeld, 1955; Klapper, 1960; McCombs, 2012 y 2004); (d) el nivel de las relaciones entre comunicación, economía y política, a nivel interamericano (Schiller, 1969; Torres, 1985; Zallo, 1988; Mosco, 1996; Murdock y Mosco, 1997; Sierra, 1999; Bolaño, 2000; McNair, 2011); (e) el nivel de las relaciones entre comunicación, participación, desarrollo y cambio social (Rogers, 1962; Pasquali, 2007; Mattelart, 2002; Beltrán, 2006), etc.

De esta manera, el Doctorado está “orientado a identificar nuevos problemas y desarrollar investigación en el campo de la comunicación, desde una perspectiva interdisciplinaria, para contribuir a la comprensión de las problemáticas asociadas a los distintos contextos, tanto a nivel local y regional como nacional e internacional […]; de tal modo que en este campo convergen distintas disciplinas, teniendo como marco referencial la cultura.” (del Valle y Browne, 2020: 244).

En síntesis, “si entendemos la comunicación como un campo dialógico-dialéctico (Craig, 1999), centrado en “el análisis sobre los modos de construcción social de los sentidos” (Saintout y Varela, 2014: 110) o una transdisciplina (Vidales, 2017), pero no como una disciplina -campo no es sinónimo de disciplina-; nos interesan la intersección, la convergencia, la multiplicidad de miradas y enfoques; en otras palabras, donde la comunicación “no es todo, pero debe ser hablada desde todas partes” (Schmucler, 1984: 4)” (del Valle y Browne, 2020: 247).