PUBLICACIÓN SCIELO

Organizaciones Odontológicas Universitarias: ¿Cómo Opera la Comunicación en este Campo Social?

Claudia Riquelme Macalusso, Carlos del Valle Rojas

RESUMEN

La comunicación es el proceso de síntesis de información, codificación y comprensión dentro de una organización, aún más en espacios clínicos formativos como campo social, ya que se encuentra en estrecha relación con el cómo se desenvuelven los individuos en un determinado sistema -donde la comunicación actúa como una herramienta de coordinación en las relaciones humanas- la interrogante reposa entonces en un análisis de la estructura, mediados por las relaciones comunicacionales que se llevan a cabo al interior de los centros universitarios de formación odontológica en Chile.

INTRODUCCIÓN

Una de las características de la sociedad moderna es el protagonismo que tienen las organizaciones, éstas adquieren una importancia trascendental, tanto en la reproducción de la sociedad como en las prácticas cotidianas de cada sujeto en este sentido, tal como lo plantea Rodríguez (2002) la existencia de las organizaciones se vuelve imprescindible para los sujetos que se ven empujados a recurrir a ellas para la satisfacción de sus necesidades, así también lo plantean Castells (2009) y Giddens (2010) al considerar que una organización se encuentra compuesta por un grupo de sujetos que buscan a través de medios formales y racionales alcanzar objetivos que pueden responder a necesidades económicas, sociales, políticas, académicas, entre otras -la forma que adopten las relaciones de poder y comunicación entre los miembros de la organización, sin lugar a dudas, impactará el modo en que esta funcione, pudiendo incluso condicionar el logro de los objetivos perseguidos- esto se debe a que el poder y la comunicación son factores centrales en la estructura de una organización, y en este marco, el artículo trata de reflexionar sobre los espacios clínicos odontológicos universitaria de Chile; donde al ser parte de organizaciones de educación superior son espacios de coexistencia de múltiples dinámicas que se configuran a partir de las relaciones laborales y del desarrollo de las actividades académicas formativas y de enseñanza a futuros profesionales del área de salud. Así, estas organizaciones como plantea Ivancevich (1996) corresponden a “unidades coordinadas, formada por un mínimo de personas que trabajan en conjunto para alcanzar uno o más objetivos comunes y diálogos” (p. 6), desprendiéndose la idea que el constructo básico de las organizaciones corresponderá entonces a las interacciones entre sus miembros, el diálogo, las alianzas y los códigos que se generan en su interior con la finalidad de lograr este objetivo común. Asimismo, la definición se refiere al diseño de una estructura formal, donde se establecerán funciones a desempeñar en cuanto a sus relaciones, jerarquía y niveles de autoridad de acuerdo a las actividades y objetivos de la organización -de esta manera tendrá como estructura necesaria la sistematización racional de los recursos, mediante la determinación de jerarquías, disposición y agrupación de actividades, con el fin de realizar y simplificar las funciones del grupo social- como también será un tejido social donde prevalecerá la racionalidad que incluye tareas como la planificación, las formas productivas, el control y coordinación, y la distribución de autoridad y poder (León et al., 2003; Münch-Galindo, 2006). Así también, Rodríguez plantea una visión Luhmaniana de la naturaleza de las organizaciones considerándola un sistema “conscientemente coordinadas de acti- vidades o fuerzas de dos o más personas” (p. 27), donde las complejidades de las organizaciones tendrán relación con la pertenencia y características con las cuales los miembros deben cumplir para formar parte de la misma organización, asegurando su permanencia. Será entonces el conjunto de interacciones entre los miembros y las actitudes de acuerdo a lo planteado por Rodríguez & Ríos (2007)las organizaciones “surgen como respuestas a problemas concretos que las personas” (p. 4) y es por ello que la existencia de ellas son un elemento característico de las sociedades modernas, producto de las complejidades de la vida social y la dificultad de logros de objetivos sociales colaborativos, hace que los sujetos tengan que asociarse con pares para producir transformaciones que ejercen cambios dentro de la misma organización. El caso de los centros de formación clínica en el área de la odontología, ya que un requisito básico de las instituciones y organizaciones modernas es el carácter reflexivo y analítico, es decir, deben estar en constante autobservación de sí mismas y de sus objetivos con el entorno, de esta manera, se produce que una organización logre cumplir su cometido, en este caso, la formación de profesionales cirujanos dentistas -y en este mismo sentido- la comunicación será entonces de acuerdo a Pignuoli (2013) un “producto- síntesis de tres selecciones: información, emisión y comprensión (…) donde la comunicación tendrá tres problemas: la codificación, el alcance y el enlace” (p. 39), siendo necesario que actúen los medios comunicativos: i) en el caso de la codificación, a través del lenguaje lo que permita el entendimiento entre los miembros y sus operaciones internas de funcionamiento y operatividad; ii) en el caso de los problemas de alcance, las tecnologías y los mecanismos de difusión de la información como elementos centrales para mejorar, y finalmente iii) los problemas de enlace deberán ser resueltos por los medios simbólicamente generalizados en un campo social como lo es una clínica odontológica (Díaz & Márquez, 2008; Dujovne, 2011; Sánchez, 2013; Gómez & Peñaloza, 2014).

Pero ¿Una clínica odontológica es un campo social?

La noción de campo en ciencias sociales se considera como una esfera de la vida social ya que las relaciones, intereses y recursos propios se va diferenciando de otras esferas de la vida en diversos contextos, es decir, de otros campos sociales. Es por ello que dentro de un campo específico se recrean lenguajes legitimados, sistemas de valores, costumbres, rutinas, prácticas donde se producen habitus diferentes que van a identificar a ese campo en específico donde los individuos adquieren un conocimiento específico, socializan y adquieren atributos conductuales necesarios para ser admitidos como miembro de esas comunidades. Lo que ha generado que quienes quieran ser parte de él deben adaptarse a sus condiciones y estar capacitados para desempeñarse y cumplir con ciertas expectativas establecidas en ese campo, como sería las clínicas odontológicas en Chile. Así, la noción bourdeliana (Bourdieu, 2005) de campo será la de una “estructura dinámica (…) constituida por un sistema de interacciones entre una pluralidad de instancias que son definidas por la posición de guardan en esa estructura” (p. 48). Así entonces en el mundo laboral en contextos de salud, ejercer una determinada profesión como es la odontología no solo implica desarrollar una actividad individual, sino que más bien los profesionales se moverán y situarán entre dos campos laborales diferentes, por un lado, en la universidad, y por otra parte entre otros terrenos laborales como instituciones y organizaciones público/privadas vinculadas a su profesión. Es más, en esta multiplicidad de prácticas en este contexto los cualificará y representarán en dos tipos de campos -que interactuarán y compartirán un objetivo en común- el campo de conocimiento teórico y científico del campo profesional odontológico. En el primero, albergará toda la temática de la ciencia, disciplina y materia de enseñanza, y en el segundo se conformará por aquellos profesionales que llevan a cabo en el sentido práctico-clínico el ejercicio profesional. Es por ello que, el campo social en contextos de salud, y especialmente en odontología, genere entre sus profesionales identificaciones, prácticas y representaciones propias, de las cuales justifican, legitiman y monopolizan como una pluralidad de prácticas o representaciones de discursos, modos de enseñanza, rutinas, etc. (Bourdieu, 1989, 1990, 1991; Horwitz Campos, 2006; Sáez, 2007; Campillo et al., 2008; Piñero, 2008; Guerra, 2010; Capdevielle, 2011; Tapie, 2018).

Entonces, la noción de campo social en contextos odontológicos se deberá entender como un espacio social que abarca un conjunto de instituciones y actores orientados a adquirir, transferir, mantener o transformar un capital específico formativo de un área de la salud – donde la capacidad de imponer esquemas dominantes de percepción y apreciación de las materias propias de la formación odontológica- se producirán como una serie de subjetividades entre los actores que es relevante considerar, puesto que estos aspectos condiciona el contexto social de las principales instituciones de salud en el campo de la odontología. Por tanto, su legitimación será en función del conocimiento y reconocimiento de otros -de quienes adquieren y acumulan poder simbólico tendrán más capacidad de alcanzar en un espacio social o campo para ejercer el poder hacia otros- y es aquí donde el poder simbólico se manifestará por medio de la comunicación. Vizcarra (2002) plantea que el “poder simbólico tiende a configurar el espacio y el tiempo de los sujetos, construyendo así categorías de percepción, apreciación y acción, y (…) actúan investidos del poder simbólico que les confiere determinadas posiciones en sus campos respectivos” (p.66), de acuerdo a lo anterior, la comunicación podrá convertirse en un medio para que los sujetos ejerzan el poder simbólico; y quienes ejercen este poder mediante la comunicación, tendrán a su vez, la capacidad para imponer categorías, clasificaciones y visiones a su campo social que podrían repercutir en la estructura y la vida de quienes forman esta esfera social simbólica. Será entonces a través del ejercicio del poder simbólico dentro de la esfera social se puede manifestar la comunicación de dis- tintas formas, y como consecuencia de la legitimación otorgada por ciertas posiciones sociales, serán capaces de incidir y transformar esa realidad a través de la comunicación (Bourdieu & Passeron, 1996; Bourdieu, 2001; Corrales, 2003; Frémont, 2006; Román & Señoret, 2007; Bourdieu, 2008; Castro, 2011a; González, 2012; Castro, 2014; Leyton, 2014; Draelants & Ballatore, 2015; Lasne, 2018).